El día que Fangio tuvo que subir a un viejo Buick

  Juan Manuel Fangio no sabía que los problemas técnicos de su Maserati 450S no serían los únicos durante el Gran Premio de Cuba de 1958.
  El diálogo en el hall del Hotel Lincoln, uno de los más lujosos de La Habana, tenía a Fangio, Marcelo Giambertone -su representante- y al resto del equipo Maserati como protagonistas. Hablaban de las elecciones en la Argentina al día siguiente: ¿ganaría Arturo Frondizi?; pero el "Chueco" seguía por la inestabilidad de su Maserati y los 18000 dólares en premios que se perdería ese 24 de febrero. Sólo quedaba un día para el Gran Premio de Cuba. En tanto, el país caribeño vivía una situación particular. La dictadura de Fulgencio Batista estaba en decadencia y caería un año después; Fidel Castro peleaba en Sierra Maestra y avanzaba sobre la ciudad; y el Movimiento 26 de Julio, liderado por Oscar Lucero, buscaba un golpe propagandístico que le permitiera ser conocido en todo el mundo y así estimular a sus guerrilleros: "Por eso elegimos a Juan Manuel Fangio", afirmó Faustino Pérez, el ideólogo del secuestro de Fangio en la noche del 23 de febrero de 1958.
  Cuatro hombres y dos mujeres interrumpieron el diálogo de Fangio y los suyos, y se llevaron -a punta de pistola- al quíntuple campeón mundial de Fórmula 1. "Esto es un secuestro, venga con nosotros que no le va a pasar nada", escuchó el "Chueco" y accedió, temeroso, al pedido. Subió a un viejo Buick y se convirtió en una de las primeras víctimas de secuestros políticos en la historia.
  Fueron 26 horas de tensión en las que Fangio siempre supo que nada le pasaría. "Primero fuimos a un departamento donde había una mujer y un chico, y tuve que firmar autógrafos", contó más tarde el piloto. Después, fue trasladado a otro departamento, más lujoso y lleno de gente joven, donde también firmó autógrafos. "Cuando estuve con él, le expliqué nuestros objetivos, le conté qué era el Movimiento 26 de Julio, y le adelanté que lo íbamos a liberar pronto, después de la carrera", comentó Faustino Pérez. Y también confesó que ellos (los secuestradores) estaban más nerviosos que Fangio, quien con llamativa tranquilidad, sacó un atado de Chesterfield y convidó a todos. La propaganda estaba en marcha. El "Chueco" firmó dos manuscritos, uno para un diario Mexicano y otro para que sus captores pudieran difundir la noticia.
  Mientras los demás pilotos se negaban a correr y la prensa calificaba de "bandidos y mercenarios" a los miembros del comando, el movimiento iniciaba las tratativas con el embajador argentino en Cuba, Guevara Lynch, para liberar a Fangio. De la carrera sólo se corrieron dos vueltas: un grabe accidente obligó a declarar como ganador al inglés Stirling Moss. Y en la Argentina, Arturo Frondizi ganó las elecciones presidenciales.
  Juan Manuel Fangio fue liberado e invitado a regresar a Cuba cuando triunfara la revolución. La propaganda había funcionado. Durante muchos años, el piloto balcarceño se escribió con sus captores y recibió sus visitas en la Argentina. En las navidades de 1982, cuando a Fangio le hicieron un quíntuple by-pass, Faustino Pérez le hizo llegar sus deseos de pronta mejoría desde La Habana.
  En febrero del año próximo, en La Habana, el director argentino Alberto Lecchi ("Perdido por perdido", "El dedo en la llaga" y "Secretos compartidos") filmará "Operación Fangio", una película que contará las 26 horas del secuestro. El rol protagónico estará a cargo de Darío Grandinetti.