El Gran Debate
Novedades en la Astronomía a inicios del Siglo XX
Cerca de 1920 el mundo astronómico comenzó a ser sacudido por la llegada de nueva información proveniente del telescopio Hooker de Mount Wilson. Sus 100 pulgadas de diámetro permitieron observar el cielo profundo como nunca antes se lo había hecho. Ya estaban en uso corriente las placas fotográficas como una herramienta poderosa y estandarizada para la Astronomía. Los espectrógrafos y los fotómetros producían cantidades de datos de alta precisión. Un poco más d e diez años antes, El Diagrama Hertzprung-Russell había hecho su irrupción en la escena astrofísica originando un número de preguntas sobre las luminosidades y espectros de las estrellas ya que estrellas de igual tipo espectral podían tener, sin embargo, diferentes brillos intrínsecos. En sintonía con ello, Eddington había construído su teoría de las estrellas gigantes gaseosas..
Se sabía de la existencia de los cúmulos globulares y abiertos. Se sabía que los cúmulos globulares pertenecían al sistema galáctico. Además, en el cielo nocturno los astrónomos observaban un creciente número de nebulosas con forma espiral pero no acertaban a saber si eran objetos de nuestro sistema galáctico o si se trataba de otras galaxias, distintas de las nuestra, remotas y pobladas de estrellas, que se simbolizaban en La teoría del "universo de islas''. Pero nuestra galaxia misma era un enigma. ¿Qué era la Vía Láctea sino una banda lechosa de estrellas que circundaba el cielo dejando a la Tierra en una incómoda postura geocéntrica? No se sabía a ciencia cierta cuáles eran las dimensiones de la mismísima Vía Láctea aunque había cierto acuerdo sobre su forma, de esferoide oblado o de reloj pulsera extremadamente delgado. El asombro de los astrónomos fue en aumento al notar que cada clase de objeto en el cielo tenía su propia velocidad característica hasta alcanzar la cima en las nebulosas espirales que se movían a la formidable velocidad de 1200 km/seg.
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La Escala de Distancias del Universo
En este contexto se imponía "El Gran Debate sobre la Escala de Distancias del Universo". Pero "El Gran Debate" nunca existió. Como tal fue una construcción legendaria, un mito al decir del historiador de la Astronomía, M. Hoskin. Nunca, formalmente, H. Shapley y H. Curtis discutieron sus argumentos en el marco de un debate. Desde luego había un debate en ciernes desde un cierto tiempo antes de 1920 pero jamás se materializó en una disputa académicamente organizada.
Ciertamente Shapley, un astrónomo jóven y brillante, sostenía una fervorosa posición filosófica revisionista, observacionalmente sustentada, que se oponía parcialmente a la posición más prudente pero igualmente sólida de H. Curtis.
La posteridad no proclamó vencedor a ninguno de ellos. Shapley tenía razón en cuanto a la escala de distancias del universo pero se equivocó al negar que las espirales eran galaxias externas. Curtis, estaba equivocado en cuanto a las dimensiones del universo, pero acertó al considerar y argumentar en favor de las espirales como galaxias externas a la nuestra.
"El Gran Debate" es un ejemplo de aquellos instantes en ciencia donde llega el tiempo de contraponer las ideas viejas con el nuevo material aportado por nuevos métodos y técnicas observacionales; en el fondo, es la batalla por la unicidad de los principios y por la equiparación de los fenómenos en el universo.
El Grupo de Astrofísica de Cúmulos Abiertos ha traducido el texto completo de ambos artículos (Partes I y II) tal como fueron publicados. Fundamentalmente por dos razones:
- Por el inmenso regocijo que produce la lectura de artículos cumbre (filosóficamente hablando) de la disciplina que profesamos y queremos. Regocijo que deseamos compartir.
- Porque quisiéramos que los alumnos de los primeros años de nuestra carrera, especialmente, y los de años avanzados y, finalmente, cualquiera de los que estemos interesados en el desarrollo de los hechos nos acerquemos a contemplar los primeros grandes momentos de la astrofísica.
Dejamos a los lectores la apreciación de la ``integridad'' personal que ambos expositores ponen en juego. Honesta y firmemente, sin ninguna cobardía académica, dejan por escrito sus pareceres sobre el universo. Ambos se respetan aún en posiciones antagónicas.
Queremos hacer notar, asimismo, que la lectura de ambos artículos mostrará al lector la falta de uniformidad en el uso de ciertos términos técnicos. Hemos tratado de respetar la redacción original pero en algunos casos, para hacer la lectura más simple, hemos tenido que introducir modificaciones al texto que nunca fueron tan importantes como para alterar el sentido original de la redacción. Las notas a pie de página corresponden a notas originales. Hemos agregado una tercera parte, Notas de traducción, numeradas de 100 a 105 que contienen explicaciones que, esperamos, ayuden a comprender mejor el texto.