El casco y las antiparras salvaron la vida de Juan Manuel Fangio en 1952, en el circuito de Monza, donde sufrió un grave accidente que lo obligó a interrumpir la temporada. En la curva de Lesmo, perdió el control del auto, chocó contra los protectores del circuito y salió expulsado del vehículo.
  Inconsciente, fue llevado a un hospital y estuvo un año sin correr. Aunque se restableció, nunca logró superar cierta rigidez en la nuca, lo que le proporcionaba, como él mismo decía, un aspecto muy aristocrático. De aquella carrera tenía este recuerdo: "A las 2 llegué a Monza; a las 2:30 se daba la salida y a las 3 estaba en el hospital".
  Y con cierto realismo añadía: "Sin mi casco, ya no estaría aquí". Fangio fue quíntuple campeón mundial de Fórmula Uno, es el automovilista más admirado de la historia argentina y reverenciado en todo el mundo.

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Publicado en Veintiuno, Nro. 52, el 8 de julio de 1999.