El rostro se modificó. Los ojos mostraron un brillo de esos que traicionan. Que permiten conocer el sentimiento de un hombre. Esa rara sensación se trasmitió a través de los gestos de Jackie Stewart cuando se le mencionó un nombre: Juan Manuel Fangio.
La emoción no fue de compromiso. Aquella fría, muy fría mañana en Balcarce, el escocés fue uno de los que trasladó por última vez los restos del quíntuple campeón en el cementerio de esa ciudad. "Fangio era mi héroe. El mejor piloto del mundo de toda la historia. Me acuerdo de que todos querían ser como él. Poseía una dignidad incomparable. Fue un verdadero embajador de la Argentina. No sé si aquí hay consciencia de lo que significa en el planeta", confesó, casi con la palabra entrecortada. El día de la despedida Aquella fría mañana de julio de 1995 fue la última vez que Stewart pisó el suelo argentino. Recorrió miles de kilómetros para despedir a quien fue su verdadero héroe: "Ustedes tienen un país que se encuentra en un lugar privilegiado. Fangio, Froilán González, Marimón, Reutemann... Pocos sitios brindan conductores de tan buen nivel". Pero también habló de una verdadera leyenda del automovilismo argentino: Oscar Alfredo Gálvez: "Realmente no lo conocí. Sé que tenía un talento admirable. y que fue el representante de Ford en la Argentina. Pero no tuvo la fortuna de correr en Europa y hacerse conocer en el mundo, como sí lo hizo Fangio. Ambos protagonizaron jornadas memorables en las competencias sudamericanas. Por algo el autódromo de Buenos Aires lleva su nombre..." Hoy, Jackie Stewart viajará a Balcarce, donde visitará la tumba de Fangio y el museo de automovilismo. "Iré con mi hijo, Paul, que cuando tenía 8 años se sacó una foto con Juan Manuel. Yo quiero que Paul vaya a verlo. Es una obligación para nosotros ir a Balcarce", confesó Jackie. Publicado en La Nación, el miércoles 9 de abril de 1997. |