Rafaela se viste de cierto azul Francia
Pasa una vez y no es un sueño


  • Llegan tres Talbot para hacerla internacional y al polvo lo aplasta una respetable velocidad
  • Los sufridos coches de la Mecánica Nacional no se avergüenzan de la épica confrontación

      La clasificación original para las 500 Millas Argentinas de 1950 se anunció para el viernes 30 de noviembre. Unas 500 Millas muy especiales. Únicas. Tres máquinas de rancio linaje -Talbot-, concebidas, construidas y preparadas para rodar sobre el más aterciopelado piso de las mejores pistas del mundo, se animaban a caminar en la tierra de Rafaela, conmoviendo con esta prestación. Sin precedente.
      Nunca antes se había visto nada igual. El tiempo disponía otra cosa. Llovía el viernes. El agua siguió cayendo el sábado en una extensa zona de Santa Fe; atendiendo a los compromisos de Juan Manuel Fangio y José Froilán González, se pidió la postergación para el 24 de diciembre. Nochebuena. Como si tal cosa.
      Al otro día, algo más insólito. Manejaba González un auto particular en el que, acompañado por Fangio, Emilio Barbalarga y el periodista Osvaldo Cabanillas, regresaba a Buenos Aires. Chocaron contra otro coche que circulaba en sentido contrario, a la altura de la estación YPF de la localidad de Barrancas. El vehículo de los corredores, desviado, golpeó contra una columna de alumbrado a poca velocidad. Fangio resultó con una pequeña herida en una rodilla y Barbalarga con muy leves contusiones. Los otros ocupantes salieron ilesos. Un susto.

    La clasificación

      Al fin, el sábado 23 de diciembre, la clasificación. Con mucho público dispuesto a examinar el potencial de los coches franceses, que habían desembarcado en Rafaela por la amistad que fundamentalmente se profesaban los argentinos con Louis Rosier, con el que habían intimado en alguna prueba europea de resistencia.
      Fangio ganó el primer lugar, junto a la cuerda, circulando a 207.980 km/h seguido por González (205.256 km/h) y por Rosier (195.420 km/h). Después, figuraron José Fanto (181.556 km/h), Luis Brosutti (178.708 km/h), los dos con Mercedes, y Ernesto Blanco (178.160 km/h) con un renovado REO, siempre dócil y aguantador.

    La carrera

      Aquel mismo sábado 23 de diciembre habían caído diez milímetros por la mañana. Mejoró la consistencia del piso para la carrera. La señal e largada estaba prevista para las siete del domingo 24, pero por precaución se dio una hora más tarde. De inmediato escaparon las Talbot.
      A las cinco vueltas, Fangio ocupaba el primer lugar marchando a 183.541 km/h, seguido por González y Rosier. Todo parecía definido cuando repentinamente se advirtieron fallas en el funcionamiento del coche que manejaba González, por lo que este paró antes de completar 15 giros. Por esas vueltas, Fangio empleaba 43m 4s (183.7 km/h), seguido por Rosier (43m 11s) y por Brosutti (46m 12s).
      En un intento por corregir el problema, González hizo cambiar las bujías, sin encontrar reacción del coche. A las veinte vueltas, Rosier seguía adelante (182.3 km/h) apoyado por Fangio; los dos le habían sacado una vuelta a Fanto. González se retiró al no poder solucionar los problemas de válvulas de su máquina.

    Polos de interés

      Blanco reventó una cubierta en pleno viraje cuando doblaba a más de 180 km/h y estuvo a punto de volcar; en el esfuerzo se resintió la máquina y por una vibración del diferencial, su piloto se retiró. Otro tanto hizo Fanto antes de completar 40 vueltas y en el circuito 45 se detuvo Rosier para cargar combustible. Empleó 1m 33s y volvió a la pista sin ser alcanzado por Fangio, que por sumar el cambio de una cubierta en su detención, a su vez, perdía 2m 7s.
      El promedio a las 50 vueltas estaba en los 177.2 km/h; Fangio acercándose, marchaba a diez segundos de Rosier, y Brosutti, tercero, estaca a seis vueltas. Abandonó Schwelm Cruz y tuvo serios problemas Sessarego.
      Fangio estaba primero a las 60 vueltas (177.2 km/h) a 13 segundos de Rosier. El francés perdió terreno entonces quedando en la vuelta 75a. a 35 segundos del argentino y a 40 segundos en la vuelta 80. Fangio no fue alcanzado hasta que terminó la carrera con 4h 32m 37s 1/5 (177.097 km/h), y pulverizando todas las marcas del lugar.
      Rosier, también con la distancia total de 92 vueltas, empleó 4h 33m 59s 4/5, mientras Brosutti se clasificaba dignamente a ocho vueltas, Sagrera (REO) a 13 vueltas y Mario Sessarego, a 19 vueltas.
      La de Talbot en Rafaela fue otra muestra incuestionable del constante espíritu de creación de una institución -el Atlético- cuya gente profesaba la cultura de la idea renovadora.
      Aquel día, don Alberto Lodieu -el primer y mejor reglamentarista que tuvo el país- le indicó a Ángel Neira, oficial del ACA: "Vaya y dígale a Fangio que se coloque el casco. Si él lo hace, lo harán todos. Y cumpliremos con una regla internacional". Y así se hizo. Antológico.


    Publicado en Historia Deportiva del Automovilismo Argentino, Nro. 33, editada por La Nación